18.5.15

sano amor

Hoy escribo para vos, porque me enseñaste a amar con total pureza. Porque llenaste mis tardes de risas y de ángeles guardianes. Porque fuiste cómplice, pícara, diosa y madre protectora. Porque siempre apoyaste todas mis locuras, y porque tantas de las locuras que hay en mí, las heredé sólo de ti. Porque me veo en vos y te ves en mí cada domingo, cuando repetís lo flaquita y linda que soy y preguntas por mis catorce pretendientes inexistentes, seguido del recuerdo de lo flaquita y linda que eras y del caimán hermoso que se enamoró de vos. Porque a veces cuesta creer que la vida es injusta y traicionera, y que nos puede dejar en este mundo vagando sin recuerdos, sin sufrimiento, sin dolor, sin chispa, sin personalidad. Porque hoy cuando te veo ya no es igual, ya no existe quienes eramos ni lo que compartíamos. Porque hoy cuando te veo sólo te extraño. Y aunque cueste aceptarlo, duele. Por eso escribo, para sanar al alma, para sacarme el peso de responsabilidades que no me corresponden. Escribo, lloro y pienso que suerte la mía: que lindo haber podido conocerte y que llenaras mi vida.

Siempre preguntaste si le voy a contar a mis nietas de vos; en esta instancia, y a falta de descendencia, le cuento a quien se disponga a leer, lo hermosa y tierna que sos y la marca que dejaste en mi vida. Porque de vos aprendí a ser buena, esporádica, risueña, diáfana, crédula y cachivachera. Aprendí que no importa lo material y que una cosita dulce siempre conforma al alma. Me enseñaste que puedo ser y andar cómo quiera, -vas marcando tendencias- decías para sacarme preocupaciones. Siempre fuiste sostén y confidente. De todo eso poco queda. Todavía siento el vacío de esas tardes repentinas en que comenzaste a perderte. El vacío en el alma por no querer creer ni aceptar. El vacío por no poder despedirme. Ahora vivís como queres, perdida entre recuerdos lejanos que van quedando en tu cabeza. Es romántico y triste a la vez. Un ángel con cola vino a llevarse ese fuego radiante que te caracterizaba, pero para tu tranquilidad, parte de ese fuego habita conmigo: en mi corazón y en mi memoria. Porque en mí estás muy viva y muy presente, y sólo necesito cerrar los ojos para sentir tu abrazo reconfortante. Y esto último es mágico, porque es amor, del más sano que puede existir sobre la tierra. Amarte siempre abuela ♥

No hay comentarios: