Sabíamos no decirnos nada
conservando en apariencia,
una amistad consolidada.
Sabíamos no exigirnos mucho.
"Hola, ¿Qué haces?
convidame un pucho,
que me tenés abandonada".
Vos con tu mochila a cuestas.
Yo con la excusa perfecta,
para charlar de pavadas.
Nos hizo un guiño San Telmo,
un poco de humo en el medio,
y enloquecieron las miradas.
Quiso el destino que esa noche hiciera frío,
y que el ruido de los coches me hiciera hablarte al oído.
Y si el diablo se contenta con que dudes un instante.
Vos y yo nuestras miserias y esta noche por delante amor.
¿Quién sabe?
Un umbral perdido,
y aquel bar medio vacío,
como único testigo.
Brindamos por el olvido,
y el espíritu del vino,
se fue haciendo nuestro amigo.
Con el corazón en llanta,
nada mejor que tu lengua,
abrigando mi garganta.
Y conga, conga, conga.
Y que siga la milonga, amor
que el mozo traiga otra ronda
y que pague Dios.
Quiso el destino que ya no hiciera mas frío,
y sin coches y sin ruido sigo hablándote al oído.
Y el diablo que se contenta con que dudes un instante.
Vos y yo nuestras miserias y esta noche por delante amor.
¿Quién sabe? Amor
¿Quién sabe?
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