Al mirarte el ombligo, pensas? El único momento en que no pienso es cuando me inunda el placer. Después, intento siempre pensar en lo que me hace bien. Tomar decisiones que construyan y fortifiquen. Mirar alrededor, empatizar, reconocer, ver, sobre todo ver. Y en base a lo que veo, actuar... actuar por mi bien. Cuestiono cosas y trato de comprender. Aprendo. Crezco. De a momentos reparo en mí, quizás demasiado, miro mi cuerpo reflejado en el espejo y me reconozco. Me ofrezco una sonrisa de regalo. Observo el ombligo y me detengo en ese lugar -siempre me gustó esa parte de mi-, dibujo su contorno con la yema del dedo. Mi mirada y ese huequito que me supo alimentar, que aún me alimenta y que a veces me consume. Detenida ahí, observando, pienso?
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